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Cómo proteger la salud mental de tus hijos desde la infancia: guía para padres y madres

La salud mental infantil está en riesgo

El 1 de cada 7 adolescentes en el mundo padece un trastorno mental, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En Europa, el 20% de los niños y adolescentes sufre problemas psicológicos. La ansiedad, la depresión y los trastornos de conducta están creciendo incluso en niños menores de 10 años.

Lo más alarmante, la mitad de los trastornos mentales comienzan antes de los 14 años, pero la mayoría no se detectan ni se tratan a tiempo.

¿Y si pudiéramos actuar antes?

¿Y si en casa, con pequeños cambios, pudiéramos proteger a nuestros hijos emocionalmente?

Aquí te damos una guía clara, directa y práctica para que sepas cómo ayudar desde ya, con presencia, atención y herramientas sencillas.

Causas más frecuentes de los problemas de salud mental en la infancia

No basta con querer lo mejor para nuestros hijos, también hay que crear condiciones favorables. Estas son las causas más comunes de sufrimiento emocional en niños:

Ambientes familiares tensos o impredecibles

  • Discusiones constantes entre adultos.
  • Cambios bruscos de humor en los padres.
  • Inseguridad económica o rutinas inestables.

Ejemplo: un niño que no sabe si hoy sus padres discutirán o estarán tranquilos desarrolla hipervigilancia y ansiedad.

Exceso de exigencia o presión

  • Querer que saque solo sobresalientes.
  • Compararlo con hermanos o primos.
  • Culpabilizarlo por fallos pequeños.

Ejemplo: “Mira tu hermana, siempre recoge. Tú en cambio…” → Esto deteriora su autoestima.

Falta de límites claros o afecto suficiente

  • Permisividad total (“haz lo que quieras”).
  • Ausencia de contacto emocional (no abrazar, no mirar a los ojos, no escuchar).

Ejemplo: un niño que no sabe qué se espera de él, ni siente conexión emocional, puede volverse inseguro o agresivo.

Uso excesivo y descontrolado de pantallas

  • Tablet como “niñera” para calmar rabietas.
  • Vídeos sin supervisión a cualquier hora del día.

Ejemplo: un niño que pasa 5 horas diarias con la tablet reduce su tolerancia a la frustración, pierde habilidades sociales y duerme mal.

Transmitir constantemente malestar emocional a los hijos

  • Quejarse todo el tiempo delante del niño (“No puedo más”, “Todo va mal”).
  • Mostrar irritabilidad constante o desgana.
  • No expresar momentos de alegría, ilusión o calma.

Ejemplo: si el niño solo ve tristeza o tensión en casa, empieza a percibir el mundo como algo negativo y desarrolla ansiedad o desánimo, incluso sin saber por qué.

Problemas emocionales y de conducta más comunes en niños

Aprender a reconocerlos no es diagnosticar, es estar atentos. Aquí tienes señales claras:

  • Ansiedad: “No quiero ir al cole, me duele la barriga”, “Tengo miedo a estar solo”.
  • Tristeza: deja de jugar, se aísla, llora sin razón aparente.
  • Rabietas desproporcionadas: reacciona con gritos, golpes o insultos ante límites normales.
  • Problemas de sueño o alimentación: duerme mal, come en exceso o pierde el apetito.
  • Agresividad o desobediencia persistente: pega, insulta, desafía todo sin motivo aparente.
  • Inseguridad constante: “No puedo”, “Seguro me va a salir mal”, “No quiero ir si no estás tú”.

¿Por qué es clave prevenir desde la infancia?

Los niños no “se portan mal porque sí”. Su comportamiento es una expresión de su mundo interior.

El 90% del desarrollo cerebral ocurre en los primeros seis años. En ese periodo se configuran:

  • La manera en que manejan el estrés.
  • Su capacidad para resolver problemas.
  • Su forma de relacionarse con los demás.
  • Su autoestima y percepción del mundo.

Si en esa etapa les damos seguridad, amor y habilidades emocionales, los estamos protegiendo para toda la vida.

Estrategias clave para prevenir problemas de salud mental en niños

1. Crea un entorno emocional seguro

Un entorno emocionalmente seguro no es perfecto, es predecible, afectivo y respetuoso.

Cómo hacerlo:

  • Di “te quiero” cada día y demuéstralo con actos de amor.
  • Ten rutinas fijas para comer, dormir y jugar.
  • Evita insultos, gritos y amenazas.
  • Aborda los errores con calma.

Ejemplo: si tu hijo se enfada porque no puede usar la tablet, en vez de decir “¡Para ya, deja de llorar!”, prueba con:

“Veo que estás enfadado. Vamos a respirar juntos y luego te cuento cuándo podrás usar la tablet de nuevo.”

2. Educa en la gestión emocional

Los niños no nacen sabiendo calmarse. Hay que enseñarles a reconocer, nombrar y regular lo que sienten.

Cómo hacerlo:

  • Pon palabras a sus emociones: “Estás frustrado porque querías seguir jugando”.
  • Valida sin justificar malas conductas.
  • Enséñale técnicas de calma (respirar, contar, alejarse).

Ejemplo práctico: cuando tu hijo se enfade, di:

“Veo que estás muy enfadado. Vamos a respirar juntos: inhalamos por la nariz… 1, 2, 3… y soltamos. Ahora hablamos.”

3. Fomenta la comunicación abierta

Haz de tu casa un lugar donde puedan expresar sin miedo a ser juzgados.

Cómo hacerlo:

  • Pregunta cada día: “¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de tu día?”
  • Cuenta tú también cómo te sientes: “Hoy estoy un poco cansado, necesito un momento de calma.”
  • Escucha sin interrumpir ni corregir enseguida.

Ejemplo práctico: en lugar de “No llores por eso”, di:

“Te entiendo. Es normal que te sientas triste por eso. Estoy aquí contigo.”

4. Pon límites claros y coherentes

Los niños necesitan límites para sentirse seguros.

Cómo hacerlo:

  • Sé firme pero afectuoso.
  • Explica siempre el porqué del límite.
  • No cambies las normas según tu humor.
  • Cumple lo que dices.

Ejemplo práctico:

“Sé que te enfada no poder seguir jugando, pero ya es hora de cenar. Podemos seguir mañana después del cole, como siempre.”

5. Gestiona el uso de pantallas con equilibrio

El uso excesivo de pantallas se asocia con ansiedad, hiperactividad y problemas de sueño.

Cómo hacerlo:

  • No más de 1 hora al día en menores de 6 años (recomendación OMS).
  • Nunca durante las comidas ni antes de dormir.
  • Usa contenido educativo y acompaña siempre que puedas.
  • Propón alternativas: plastilina, cuentos, juegos de mesa, paseos.

Ejemplo práctico:

En vez de dejarle la tablet en el coche, lleva una bolsa con lápices y una libreta. Haz juegos de palabras o canciones.

6. Refuerza su autoestima y autonomía

Los niños necesitan sentirse capaces y valiosos, más allá de sus notas o su comportamiento.

Cómo hacerlo:

  • Felicita sus esfuerzos, no solo sus logros: “Has trabajado mucho en ese dibujo”.
  • Deja que resuelva pequeños retos solo: vestirse, poner la mesa.
  • Anímale a tomar decisiones (“¿Prefieres pantalón azul o verde?”)

Ejemplo práctico: después de una rabieta bien gestionada, dile:

“Has conseguido calmarte tú solo. Estoy orgulloso de ti.”

7. Incorporar la importancia del juego como herramienta emocional

El juego no es solo diversión, es una forma fundamental en que los niños procesan emociones, desarrollan habilidades sociales y expresan sus preocupaciones.

Cómo hacerlo:

  • Dedica tiempo diario para jugar con tus hijos, sin distracciones.
  • Usa juegos simbólicos (muñecos, dibujos, dramatizaciones) para que expresen lo que sienten.
  • Observa qué temas emergen en su juego, puede darte pistas sobre sus emociones.

Ejemplo práctico: si un niño hace que un muñeco “está triste”, pregúntale suavemente qué le pasa y acompáñale para ponerle palabras a esa tristeza.

8. Resaltar la importancia del autocuidado parental

Los padres que cuidan su bienestar emocional, físico y mental, transmiten estabilidad y equilibrio a sus hijos.

Cómo hacerlo:

  • Reserva momentos para ti, aunque sean breves.
  • Comparte tus emociones con confianza en un entorno seguro (pareja, amigos, profesionales).
  • Busca apoyo si sientes que el estrés te supera.

Ejemplo práctico: ****después de un día intenso, dedica cinco minutos a hacer respiraciones profundas o a dar un paseo corto para desconectar y recargar energía. Este pequeño gesto ayuda a reducir el estrés y mantener la calma, lo que beneficia tanto a ti como a toda la familia.

9. Añadir recursos y referencias útiles

Facilita a los padres enlaces y contactos donde puedan informarse o pedir ayuda.

Ejemplo:

¿Cuándo pedir ayuda profesional?

Hay momentos donde el acompañamiento profesional es necesario y beneficioso. Acude a un psicólogo infantil si tu hijo:

  • Tiene miedos intensos o constantes.
  • No quiere ir al colegio de forma reiterada.
  • Tiene problemas graves para hacer amigos o comunicarse.
  • Está triste o irritable casi todos los días.
  • Se autolesiona o habla de hacerse daño.

Pedir ayuda es cuidar desde el amor y la responsabilidad.

Preguntas frecuentes sobre la salud mental infantil

¿Cuándo debo preocuparme por la salud mental de mi hijo?

Debes estar atento si notas cambios importantes en su comportamiento, como tristeza persistente, ansiedad, miedo excesivo, problemas para dormir o para relacionarse con otros niños. También si sus emociones interfieren en su día a día o en el colegio. En esos casos, es recomendable consultar a un profesional.

¿Cómo puedo hablar con mi hijo sobre sus emociones?

Habla con lenguaje sencillo, usando ejemplos cotidianos. Anímale a expresar lo que siente sin juzgar. Puedes preguntarle cómo se siente y validar sus emociones con frases como “Está bien sentirse triste o enfadado”. Sé paciente y escucha activamente.

¿El uso de pantallas afecta realmente la salud emocional de los niños?

Sí, el uso excesivo y sin supervisión de pantallas puede aumentar la ansiedad, dificultar el sueño y limitar el desarrollo de habilidades sociales. Se recomienda limitar el tiempo de pantalla, especialmente en menores de 6 años, y fomentar actividades alternativas.

¿Qué hago si mi hijo tiene miedo al colegio?

Escucha sus preocupaciones sin restarlas importancia. Explícale con calma lo que puede esperar y refuerza la idea de que es un lugar seguro. Fomenta rutinas y acompáñale en la preparación para el colegio. Si el miedo persiste, busca apoyo profesional.

¿Cómo puedo fomentar la autoestima de mi hijo?

Elogia sus esfuerzos, no solo sus resultados. Permítele tomar pequeñas decisiones y celebrar sus logros, por pequeños que sean. Escucha sus opiniones y apóyale en sus intereses. Un niño con buena autoestima se siente seguro y capaz.

Conclusión

Cada día es una oportunidad para construir un hogar emocionalmente saludable. No se trata de ser perfectos, sino de estar presentes, con empatía, escucha y constancia.

Pequeñas acciones diarias crean una gran base emocional.

Los niños que se sienten seguros, amados y escuchados crecen con menos ansiedad, más autoestima y mejor capacidad de adaptación.

Empieza hoy. Tu hijo lo notará mañana.