La adicción al juego online se ha convertido en uno de los grandes retos para las familias con hijos adolescentes. En un reciente artículo publicado por Gema Lendoiro en El País, se aborda con claridad cómo muchos jóvenes se inician en las apuestas deportivas o los juegos de azar desde el móvil, no por dinero, sino como una vía de escape ante el aburrimiento, la frustración o el estrés.
Según datos del Ministerio de Consumo, los nuevos jugadores de entre 18 y 25 años aumentaron un 28% en 2024, lo que refleja un cambio preocupante: el juego ya no está en las salas físicas, sino en el bolsillo, accesible en segundos, reforzado por promociones agresivas que atraen a los más jóvenes.
Señales de alerta: cómo detectar la adicción al juego
Los especialistas coinciden en que las señales suelen ser sutiles al principio. El psicólogo Luis Miguel Real, autor del libro La mentira de la fuerza de la voluntad (YONKI Books, 2025), explica que un adolescente con adicción no siempre muestra conductas extremas. Los indicios más comunes incluyen:
- Pérdida de interés por actividades que antes disfrutaba (deporte, amigos, música).
- Mentiras frecuentes sobre el uso del dinero o el tiempo frente al móvil.
- Irritabilidad y cambios de humor bruscos cuando no pueden acceder al juego.
- Aislamiento y descenso del rendimiento escolar.
- Peticiones de dinero sin justificación clara.
Por su parte, la psicoterapeuta Carmen Durang, experta en salud mental adolescente, añade que muchos jóvenes no buscan ganar dinero, sino escapar de una realidad que les resulta aburrida o sin sentido. “El juego online ofrece una vía rápida de evasión: dopamina, adrenalina y sensación de control”, explica.
Qué hacer si sospechas que tu hijo tiene una adicción al juego
El primer paso, según los expertos, es no culparte. Las adicciones no son fallos morales ni resultado de una mala educación, sino formas de aliviar el malestar emocional.
Luis Miguel Real recomienda evitar amenazas o castigos desproporcionados y centrarse en acciones concretas y realistas:
- Bloquear el acceso a webs o apps de apuestas.
- Cancelar tarjetas bancarias vinculadas a cuentas digitales.
- Supervisar el uso del móvil y otros dispositivos.
- Establecer límites claros sin gritos ni reproches.
Durang insiste en que la clave está en la conexión emocional: “Tu hijo no juega contra ti. Juega para calmarse. Habla desde la empatía, no desde el reproche”. Poner límites no es castigar, sino proteger.
El tratamiento: cómo ayudarle de verdad
Salir de una adicción requiere tratamiento profesional estructurado, con objetivos y seguimiento. Se trata de aprender herramientas para manejar el malestar y la ansiedad.
Real lo resume así: “Tu hijo no necesita aguantar, necesita aprender a gestionar su malestar. Eso no se improvisa, se entrena, como un músculo”.
Por eso, si sospechas que tu hijo está atrapado en el juego, actúa pronto, busca apoyo profesional y ofrece un entorno seguro, sin juicios. Con ayuda, empatía y acompañamiento, es posible salir de la ludopatía.
Conclusión
Detectar una posible adicción al juego en la adolescencia puede generar miedo y culpa, pero reaccionar a tiempo es una oportunidad para fortalecer la relación familiar y enseñar gestión emocional. La clave no está en el castigo, sino en el acompañamiento, en la escucha activa y en buscar apoyo especializado.
