ORIGEN DEL DUA: ¿DE DÓNDE VIENE?
El Diseño Universal para el Aprendizaje, o DUA, no nació directamente en el mundo de la educación. En realidad, viene de un concepto más antiguo llamado Diseño Universal, que surgió en los años 70 en Estados Unidos, dentro del campo de la arquitectura.
Un arquitecto llamado Ron Mace fue quien empezó a hablar de este tipo de diseño. Su idea era que los edificios, productos y espacios públicos se pensaran desde el principio para que cualquier persona pudiera usarlos, sin necesidad de hacer cambios especiales para algunas personas. Por ejemplo, una rampa junto a las escaleras ya incluida en el diseño de un edificio, para que tanto una persona en silla de ruedas como alguien empujando un cochecito puedan entrar sin problemas.
Más adelante, esta misma forma de pensar se trasladó a la educación. Así nació el DUA: una manera de preparar las clases, materiales y actividades escolares desde el principio para que todos los discentes, con sus diferentes formas de aprender, puedan participar y avanzar sin que haya que hacer ajustes especiales después.
¿QUÉ ES EL DUA?
El Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) es una forma de enseñar que busca que todos los niños y niñas puedan aprender, sin importar sus diferencias o dificultades.
Cada estudiante es diferente: algunos aprenden mejor mirando, otros escuchando, otros necesitan moverse o hacer cosas con las manos. Algunos necesitan más tiempo, otros necesitan explicaciones más claras o más ejemplos. El DUA toma en cuenta todas esas diferencias desde el principio, y prepara las clases pensando en esa diversidad.
En lugar de hacer un único tipo de actividad para todos, el DUA ofrece varias formas de aprender, diferentes formas de participar y distintas maneras de demostrar lo aprendido. Así, cada estudiante puede encontrar la manera que mejor le funcione para entender y participar.
BENEFICIOS DEL DUA A CORTO Y LARGO PLAZO
A corto plazo:
- Menos frustración al aprender, porque cada estudiante tiene opciones que se ajustan a su forma de entender.
- Más atención y participación en clase, ya que las actividades son variadas y accesibles.
- Mayor motivación y disfrute, porque los niños se sienten escuchados, valorados y capaces.
- Mejor comprensión de los contenidos, al tener distintas formas de acceder a la información.
- Relaciones más positivas en el aula, ya que se fomenta el respeto por las diferencias y la colaboración.
A largo plazo:
- Más autonomía y confianza, porque los estudiantes aprenden a tomar decisiones sobre cómo aprender mejor.
- Mejor desarrollo emocional y social, al sentirse incluidos y aprender a trabajar con otros respetando las diferencias.
- Capacidad para seguir aprendiendo por sí mismos, ya que el DUA ayuda a desarrollar habilidades para organizarse, pensar críticamente y adaptarse a nuevos desafíos.
- Mayor tolerancia a la frustración y resiliencia, porque aprenden a buscar soluciones cuando algo no les sale a la primera.
- Preparación para la vida y el trabajo en sociedad, donde la diversidad es parte del día a día y se valoran distintas formas de pensar y hacer las cosas.
¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE?
Como madres y padres, todos queremos lo mismo: que nuestros hijos aprendan, se sientan bien en la escuela y tengan oportunidades reales de desarrollarse plenamente. Pero la realidad es que cada niño y cada niña aprende de forma distinta. Algunos entienden rápido leyendo, otros necesitan ver imágenes o escuchar explicaciones. Algunos se expresan mejor hablando, otros escribiendo o dibujando. No todos necesitan lo mismo, ni al mismo ritmo.
El DUA es importante porque parte de esa verdad: no existe una única manera de aprender. Por eso, en lugar de dar la misma clase para todos, el DUA busca ofrecer diferentes caminos para llegar al mismo aprendizaje, respetando los tiempos, capacidades e intereses de cada estudiante.
Con el DUA:
- Nuestros hijos se sienten incluidos, comprendidos y respetados.
- Tienen más posibilidades de tener éxito, porque se eliminan muchas barreras que antes les hacían sentir que no podían.
- La escuela se convierte en un lugar donde no tienen que adaptarse a la fuerza, sino que es el entorno el que se adapta para acompañarlos mejor.
- Aprenden a conocerse a sí mismos, a elegir estrategias que les funcionan, a trabajar con otros y a resolver desafíos, no solo en la escuela, sino para toda la vida.
En un mundo tan diverso como el de hoy, necesitamos una educación que prepare a los niños y niñas para convivir, respetar y valorar las diferencias. Y eso empieza en el aula. Por eso, el DUA no es solo una metodología, es una forma de construir una escuela más justa, más humana y más efectiva para todos.
Así pues, aunque el DUA es un modelo pensado principalmente para aplicarlo en las aulas, como padres, también podemos usarlo en casa para facilitar el aprendizaje y el desarrollo de nuestros hijos. Conocer el DUA nos ayuda a adaptarnos a sus necesidades, motivarlos y crear un ambiente de aprendizaje más inclusivo y efectivo.
PRINCIPIOS DEL DUA Y CÓMO LLEVARLOS A CASA
PRINCIPIO 1: COMPROMISO (REDES AFECTIVAS)
El “por qué” del aprendizaje. Ayuda a que el niño quiera aprender.
Pauta 1: Diseñar opciones para la aceptación de intereses e identidades
- Deja que tu hijo elija el orden en que hace las tareas o cómo quiere presentar un trabajo: puede hacer primero lo que más le gusta o que le resulta más fácil, o hacer un dibujo en lugar de escribir.
- Introduce ejercicios o ejemplos relacionados con sus pasiones, como dinosaurios, coches, deportes, cocina o animales, para que aprender sea más divertido y significativo para ellos.
- Crea un rincón de estudio con objetos que le gusten, que tenga una lámpara especial, peluches, o materiales coloridos, para que el lugar donde estudia sea cómodo y motivador.
- Usa el humor y el juego para presentar los deberes, por ejemplo, haciendo una competencia de quién responde más rápido o contando historias divertidas relacionadas con lo que están aprendiendo.
- Evita elementos que distraigan, como la televisión encendida o mucho ruido, para que puedan concentrarse mejor y aprovechar más el tiempo.
Pauta 2: Diseñar opciones para mantener el esfuerzo y la constancia:
- Haz pausas activas entre tareas, después de 20 o 30 minutos estudiando, invítalo a levantarse y hacer algo divertido, como bailar su canción favorita por 5 o 10 minutos o hacer estiramientos juntos para relajarse y recargar energía.
- Recompensa con elogios y pequeñas sorpresas, cuando termine una tarea, dile cosas como “¡Qué bien lo hiciste!” o ponle una pegatina divertida en su cuaderno. También puedes darle 5 minutos extra para jugar con su juguete favorito como premio por el esfuerzo.
- Marca objetivos pequeños y tachadlos juntos, en vez de decir “Haz toda la tarea”, divididla en partes: “Hoy vamos a hacer solo 3 ejercicios”. Cuando los termine, ayúdalo a tachar los que ya hizo para que vea lo que logró.
- Muéstrale su progreso día a día, dile algo como: “Mira, hoy hiciste dos ejercicios más que ayer, ¡vas mejorando mucho!” Así podrá sentir que cada día avanza y eso lo motiva.
- Cuéntale historias de esfuerzo y éxito, por ejemplo, habla sobre personas famosas o personajes que admiréis y que lograron sus metas gracias a no rendirse, como un deportista que entrenó mucho o un científico que hizo muchos intentos antes de descubrir algo. También podéis ver juntos un documental que muestre la vida de esa persona.
Pauta 3: Diseñar opciones para la capacidad emocional
- Crea un diario emocional, anima a tu hijo a escribir o dibujar cómo se siente antes y después de estudiar. Por ejemplo, puede poner caritas felices, tristes o nerviosas, o escribir palabras sencillas como “cansado” o “contento”. Así podrá reconocer sus emociones y compartirlas contigo.
- Usa pictogramas para identificar emociones, puedes imprimir o hacer dibujos de caritas que expresen diferentes emociones (feliz, triste, enojado, aburrido). Cuando tu hijo sienta algo, puede señalar la carita que mejor describa cómo se siente. Esto ayuda a que ponga nombre a sus emociones.
- Practicad juntos respiraciones profundas antes de empezar los deberes, por ejemplo, inhalar contando hasta 4, aguantar un poco y exhalar contando hasta 4, repitiendo 3 veces. Esto calma los nervios y prepara la mente para concentrarse.
- Valida sus emociones con palabras que lo apoyen, si dice que no tiene ganas o está cansado, responde: “Entiendo que hoy no tengas ganas, y está bien sentirlo. Vamos a hacerlo paso a paso, sin prisas”. Así se siente escuchado y acompañado, no juzgado.
PRINCIPIO 2: REPRESENTACIÓN (REDES DE RECONOCIMIENTO)
El “qué” del aprendizaje. Cómo el niño percibe e interpreta la información.
Pauta 1: Diseñar opciones para la percepción
- Usa vídeos de YouTube o dibujos animados educativos, por ejemplo, si tu hijo está aprendiendo matemáticas, puedes buscar vídeos que expliquen sumas o fracciones usando animaciones divertidas que faciliten la comprensión.
- Explica con objetos reales, si están viendo fracciones, usa una pizza de juguete o dibujada, y muéstrale cómo se divide en partes. Para medidas, usa botellas de agua para explicar litros y mililitros, así lo puede ver y tocar.
- Cambia el tipo de letra o color para que sea más visible, si tu hijo tiene dificultad para leer, usa textos con letras más grandes, colores contrastantes o resalta palabras importantes con colores brillantes para que le sea más fácil enfocarse.
- Utiliza subtítulos y audiolibros, cuando vea un vídeo, activa los subtítulos para que pueda leer junto con el audio, o usa audiolibros para que escuche la historia mientras sigue el texto con sus ojos.
- Imprime o dibuja esquemas, mapas mentales o cómics, por ejemplo, para resumir una historia o una clase, dibuja un mapa mental con imágenes y palabras clave o crea un cómic sencillo que cuente los puntos importantes de forma visual y divertida.
Pauta 2: Diseñar opciones para el lenguaje y los símbolos
- Haz glosarios de palabras con dibujos, si tu hijo aprende palabras nuevas como “planeta”, “molécula” o “gobernador”, crea una lista donde junto a cada palabra haya un dibujo que la represente. Así le será más fácil recordar y entender.
- Relaciona palabras nuevas con otras conocidas, explica términos difíciles usando ejemplos que ya conoce, por ejemplo: “Un alcalde es como el jefe del cole, pero en la ciudad” o “La fotosíntesis es como la comida que las plantas preparan con la luz del sol”.
- Usa apps de lectura con iconos o narradores, busca aplicaciones para leer que tengan imágenes o que lean el texto en voz alta, para que pueda seguir la historia con ayuda visual y auditiva, haciendo la comprensión más fácil y divertida.
- Traduce frases complejas a lenguaje más sencillo, si tu hijo lee una frase complicada como “El ecosistema presenta una diversidad biológica notable”, puedes explicarle: “El ecosistema es el lugar donde viven muchos animales y plantas diferentes”.
Pauta 3: Diseñar opciones para construir conocimientos
- Asocia lo que estudia con situaciones reales, por ejemplo, al cocinar juntos, puedes mostrarle cómo usar las matemáticas para medir ingredientes o contar porciones. O en el jardín, explicar cómo las plantas crecen, el ciclo del agua o la fotosíntesis, que son temas de ciencias.
- Poned en escena los temas, si están viendo la Edad Media, podéis realizar un pequeño teatro en casa donde cada uno interprete un personaje (rey, campesino, caballero) y representad escenas relacionadas con esa época. Esto ayuda a entender mejor y a divertirse mientras aprenden.
- Pídele que te explique como si tú fueras el alumno, después de una clase o una tarea, pídele que te cuente con sus palabras lo que aprendió, como si te estuviera enseñando a ti. Esto refuerza su comprensión y le da confianza.
- Juega con juegos de mesa que impliquen estrategias o vocabulario, juegos como Scrabble, Ajedrez, o juegos de cartas que requieren pensar y usar palabras, ayudan a desarrollar habilidades importantes mientras se divierten juntos.
PRINCIPIO 3: ACCIÓN Y EXPRESIÓN (REDES ESTRATÉGICAS)
El “cómo” del aprendizaje. Cómo el niño expresa lo que ha aprendido.
Pauta 1: Diseñar opciones para la interacción
- Si tiene dificultades para escribir, que grabe su explicación en audio o vídeo, por ejemplo, en lugar de pedirle que escriba un resumen, que te cuente la historia o explique un tema grabando un audio o un vídeo con el móvil. Así puede expresarse mejor sin que la escritura sea un obstáculo.
- Deja que use marionetas o juguetes para contar una historia, si debe contar un cuento o explicar algo, puede usar muñecos, peluches o marionetas para representar los personajes y narrar la historia mientras juega.
- Alterna escritura con manipulativos, para practicar palabras o frases, puede usar letras magnéticas para formar palabras, lanzar dados con letras o moldear palabras con plastilina. Esto hace que escribir sea algo más dinámico y divertido.
- Utiliza tecnología adaptada, puedes ayudarlo a usar aplicaciones que convierten la voz en texto para que hable y la app escriba por él, o usar pantallas táctiles donde pueda escribir o dibujar con los dedos o un lápiz especial.
Pauta 2: Diseñar opciones para la expresión y la comunicación
- Que haga un mural, collage o presentación digital del tema, por ejemplo, si están aprendiendo sobre animales, puede crear un mural con fotos, dibujos y datos interesantes; o hacer un collage pegando imágenes en cartulina. También puede preparar una presentación digital con diapositivas para mostrar lo que aprendió.
- Usad herramientas como Canva, Genially o Scratch, anima a tu hijo a usar Canva o Genially para hacer carteles o presentaciones coloridas. Si le gusta la programación, puede probar Scratch para crear animaciones relacionadas con el tema.
- Componed canciones, poemas o cómics con el contenido, invítale a inventar una canción o un poema que explique un concepto, como el ciclo del agua o las partes del cuerpo. También puede hacer un cómic sencillo que cuente una historia relacionada con el tema.
- Jugad a realizar entrevistas: “Soy un periodista y tú el experto en…”, haz un juego donde tú eres un periodista y le haces preguntas sobre lo que aprendió, y él responde explicando el tema. Esto ayuda a que se exprese con sus palabras y se sienta seguro.
Pauta 3: Diseñar opciones para el desarrollo de estrategias
- Cread un horario visible con tiempos de estudio y descansos, haced juntos un calendario o cartel que se pueda colgar en la pared, donde se vean las horas para estudiar y los momentos para descansar, por ejemplo: estudiar de 4 a 5 pm y descansar 10 minutos para jugar o estirarse.
- Enséñale a usar listas de tareas, semáforos de dificultad o tablas de autoevaluación, prepara una lista con las tareas del día y que tu hijo pueda ir marcando con un ✔️ las que va completando. También puede usar un semáforo de colores (verde, amarillo, rojo) para decir si una tarea le parece fácil, media o difícil. Al final, puede completar una tabla para evaluar cómo le fue y qué puede mejorar.
- Juega a “planifica tu tarde”, pregúntale: “¿Qué tareas harás primero? ¿Qué materiales necesitas para hacerlo?” Esto le ayuda a pensar y organizarse antes de empezar.
- Hazle preguntas de metacognición, al terminar la tarea o el estudio, pregúntale: “¿Qué te ayudó hoy a entender mejor? ¿Hubo algo que te costó y cómo lo solucionaste?” Así aprende a pensar sobre su propio aprendizaje y a mejorar. Existe una técnica que se llama “Dos estrellas y un deseo”, donde el niño tiene que indicar dos aspectos que haya aprendido y un aspecto a mejorar.
CONCLUSIÓN
El DUA en casa no requiere ser docente ni experto. Solo implica observar, escuchar y ofrecer alternativas. Con pequeños cambios diarios puedes lograr grandes avances en la forma en que tu hijo vive el aprendizaje.
Aplicar el DUA en casa es la mejor inversión emocional y educativa que puedes hacer por tu hijo.
¡Comparte esta guía con otros padres y empieza hoy mismo!