¿Se puede comparar el uso del móvil con el consumo de alcohol? Un nuevo estudio dice que sí
El creciente uso de pantallas entre adolescentes ha generado un nuevo debate en la comunidad científica: ¿deberíamos medir su consumo igual que se hace con el alcohol? Así lo plantea el periodista Jordi Pérez Colomé en un artículo publicado en el diario El País, donde recoge las conclusiones de un estudio reciente que propone adaptar los baremos del consumo de alcohol a la adicción digital con móviles, tabletas y consolas.
Dimitri A. Christakis, profesor en la Universidad de Washington y coautor del estudio, sostiene que no es realista hablar de abstinencia digital total, pero sí de un uso moderado y consciente. Advierte que muchos niños ya presentan hábitos problemáticos sin que existan herramientas claras para identificarlos.
Una tabla con niveles de consumo digital
El estudio toma como referencia la clasificación del Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo de EE. UU., y la adapta al tiempo frente a pantallas. Estas son las categorías que proponen los investigadores:
- Uso moderado: menos de 5 horas al día.
- Uso de alta intensidad: hasta 12 horas en un solo día.
- Uso excesivo: más de 9 horas al día o 60 horas semanales.
- Consumo en atracón: más de 4 horas seguidas sin pausas.
- Uso indebido: uso prolongado con contenido o momentos inadecuados (como de madrugada).
- Trastorno por uso: incapacidad de detener el uso del dispositivo, incluso al notar efectos negativos.
Christakis subraya la necesidad urgente de crear un marco claro que ayude a las familias y a los profesionales a reconocer patrones de riesgo: “Pasar nueve horas o más al día frente a una pantalla es excesivo. Todos lo sabemos”, afirma.
Críticas a la comparación con el alcohol
No todos los expertos están de acuerdo con esta analogía. Investigadores europeos advierten de que comparar pantallas y alcohol puede ser simplista o incluso contraproducente.
David Smahel, profesor en la Universidad Masaryk (República Checa), señala que el tiempo frente a la pantalla no es suficiente para definir un problema. Es necesario entender el tipo de uso y su impacto real en la vida del usuario, especialmente en el caso de niños y adolescentes.
Verónica Donoso, investigadora asociada en la Universidad Católica de Lovaina, coincide: “Reducir el problema a una tabla de horas no es realista. Hay que considerar el contexto, la edad y las necesidades de cada niño”.
Gemma Martínez, investigadora de la Universidad del País Vasco y miembro del grupo EU Kids Online, advierte del riesgo de poner el foco solo en el tiempo: “Estamos empeñados en ofrecer una escala basada en horas, cuando lo importante es para qué se usa el tiempo frente a la pantalla”.
Alternativas al uso excesivo: tecnología pensada para proteger
Para quienes buscan una opción segura para sus hijos, un reloj inteligente con GPS y llamadas puede ser una alternativa al móvil, ayudando a padres y educadores a mantenerse conectados sin exponer a los menores a los riesgos del mundo digital. Este tipo de tecnología permite una comunicación básica, sin acceso a redes sociales ni contenidos inapropiados, lo que lo convierte en una herramienta útil para fomentar un uso responsable de la tecnología desde edades tempranas.
Conclusión
Aunque el estudio plantea una guía útil para detectar posibles excesos en el uso digital, los expertos insisten en que el contenido y el contexto importan tanto como el tiempo. Medir el consumo de pantallas como el alcohol puede ser un buen punto de partida, pero nunca debe ser la única herramienta.
El reto ahora es diseñar estrategias educativas y de salud digital que reconozcan la complejidad de este fenómeno y se adapten a las necesidades reales de niños, adolescentes y sus familias.