En pleno 2025, los videojuegos ya no son solo un entretenimiento opcional, son el epicentro del ocio para millones de niños y adolescentes. Intentar prohibirlos es todo un reto. La verdadera clave está en que madres y padres tomen las riendas con presencia activa, comprensión y supervisión consciente. Porque cuando el uso de los videojuegos se maneja con equilibrio y control, se abren puertas a un mundo de oportunidades, aprendizajes y diversión segura, evitando los riesgos que todos tememos. ¿Quieres saber cómo lograrlo? Aquí tienes la guía esencial para convertirte en el mejor aliado de tus hijos en su aventura digital.
Claves para un uso saludable de los videojuegos
Aceptar la tecnología como parte de la infancia actual
¿Por qué es importante?
Los niños de hoy nacen en un mundo digital donde las pantallas y la tecnología son algo cotidiano. Intentar prohibir el uso de videojuegos o dispositivos electrónicos suele ser contraproducente: genera frustración, resistencia y puede dañar la confianza entre padres e hijos. En lugar de crear un “enemigo” (la tecnología), es mejor que los niños aprendan a usarla de forma responsable.
¿Cómo hacerlo?
Reconoce con tu hijo que la tecnología forma parte de la vida y que juntos podéis aprender a usarla con equilibrio. Esto también crea un ambiente de respeto y comunicación.
Ejemplo de frases que puedes decir:
- “Sé que te gustan mucho los videojuegos, y me parece bien que puedas jugar, pero quiero que aprendamos juntos.”
- “La tecnología es como una herramienta: si la usamos bien, nos ayuda, pero si la usamos sin cuidado, puede causar problemas.”
- “No se trata de que no uses pantallas, sino de que aprendamos a usarlo de manera que no te haga daño ni te distraiga de otras cosas importantes.”
Uso guiado según la madurez tecnológica del niño
¿Por qué es importante?
Cada niño es distinto. Aunque tengan la misma edad, no todos tienen la misma capacidad para entender lo que ven en los juegos, ni para controlar sus impulsos. Algunos pueden mezclar la ficción con la realidad o pasar mucho tiempo jugando sin darse cuenta.
¿Cómo hacerlo?
Observa cómo reacciona tu hijo a los videojuegos. ¿Se altera mucho? ¿Puede parar cuando se lo pides? ¿Entiende que lo que ve es ficción? A partir de ahí, establece reglas adaptadas a su nivel emocional y tecnológico.
Ejemplo de frases que puedes decir:
- “Me he dado cuenta que a veces te cuesta dejar el juego cuando te aviso, ¿quieres que hagamos un horario juntos?”
- “Este juego tiene cosas que son sólo para jugar, no para hacer en la vida real, ¿quieres que te explique por qué?”
- “Vamos a probar jugar sólo un rato hoy para ver cómo te sientes, y después me cuentas.”
Código PEGI: tu herramienta aliada
¿Por qué es importante?
El PEGI indica qué juegos son recomendables según la edad del niño y qué tipo de contenidos pueden contener (violencia, miedo, lenguaje inapropiado). Respetar estas indicaciones protege la salud emocional y evita que los niños accedan a materiales para los que no están preparados.
¿Cómo hacerlo?
Antes de comprar o permitir un videojuego, revisa su clasificación PEGI y conversa con tu hijo sobre el tipo de contenido que tendrá. Explícale que la clasificación no es un castigo, sino para cuidarlo.
Ejemplo de frases que puedes decir:
- “Este juego es para mayores de 12 años porque tiene escenas violentas, y quiero que juegues a los que sean para tu edad.”
- “Mira, este juego tiene el sello PEGI 7, eso significa que es apto para niños de tu edad, así que es seguro para ti.”
- “Vamos a buscar juntos juegos que tengan PEGI adecuado para ti, para que puedas divertirte sin preocuparte.”
Control parental: apoyo, no sustituto
¿Por qué es importante?
Los controles parentales en consolas o plataformas pueden limitar tiempo y contenido, pero no pueden reemplazar la comunicación directa y el acompañamiento emocional del adulto. Es fundamental que los padres estén presentes, dialoguen y ayuden a los niños a entender por qué hay límites.
¿Cómo hacerlo?
Activa controles, pero no te quedes solo con eso. Habla con tu hijo, pregunta qué le gusta, acompáñale cuando juegue y establece acuerdos juntos.
Ejemplo de frases que puedes decir:
- “He puesto un límite de tiempo para que no pases demasiado rato jugando, pero si quieres, ahora podemos jugar juntos un ratito.”
- “Los controles me ayudan a cuidar que no veas cosas inapropiadas, pero también me gustaría que me contaras qué te gusta y qué no de los juegos.”
- “Si en algún momento te sientes mal con un juego, dímelo y lo hablamos.”
Tiempo de juego: límites saludables
¿Por qué es importante?
El tiempo excesivo frente a pantallas puede afectar el sueño, la concentración, la socialización y la salud física. La psicología infantil recomienda tiempos diferenciados según la edad para evitar estos problemas.
¿Cómo hacerlo?
Define horarios claros, adaptados a la edad de tu hijo, y cumple esos horarios de forma constante. Usa temporizadores o alarmas para ayudar a regular el tiempo.
Recomendaciones y frases para cada grupo:
- 0-6 años: sin pantallas. “Los juegos y pantallas no son buenos para los niños pequeños porque afectan el desarrollo. Mejor jugamos juntos con otros juegos que tenemos en la habitación que son muy divertidos.”
- 7-12 años: uso limitado, fines de semana preferiblemente. “Podrás jugar los fines de semana una hora, así tendrás tiempo para hacer otras cosas importantes como estudiar y jugar al aire libre.”“Cuando sea hora de dejar el juego, te avisaré con cinco minutos de antelación para que termines.”
- +13 años: negociación según madurez. “Sé que eres más autónomo, por eso hablemos de cuántas horas crees que es justo jugar, y busquemos un acuerdo que te ayude a organizarte.”“Si ves que pasas mucho tiempo jugando y te sientes cansado o enfadado, dime para que podamos ajustar el tiempo.”
¿Qué beneficios puede aportar el videojuego adecuado?
- Mejora de la toma de decisiones y resolución de problemas.
- Desarrollo de la creatividad y la coordinación visomotriz.
- Fortalecimiento del vínculo familiar si se juega en compañía.
- Estimulación del pensamiento estratégico y el trabajo en equipo.
El auge del videojuego como ocio familiar
Antes incluso de la pandemia, los videojuegos ya eran uno de los principales entretenimientos domésticos en España. Según datos del sector, en 2018 había ya cerca de 17 millones de personas jugando habitualmente a videojuegos en nuestro país. Y aunque los niños y adolescentes constituyen el grupo más activo, con una presencia del 80 % entre los 6 y los 11 años, y del 78 % entre los 11 y los 14, muchos adultos también juegan: el 40 % de los mayores de 35 años y hasta un 24 % de los que superan los 45 años también lo hacen.
Este carácter intergeneracional convierte al videojuego en una actividad para compartir en casa. Su accesibilidad y atractivo visual facilitan que padres, hijos e incluso abuelos encuentren un punto de encuentro común en el que disfrutar y comunicarse.
Los más exitosos en contextos familiares suelen ser aquellos que:
- No requieren experiencia previa.
- Se explican en pocos pasos.
- Ofrecen retos cooperativos y divertidos.
Ideas de videojuegos para jugar en familia
- Mario Kart: diversión con carreras alocadas.
- Minecraft: construcción, creatividad y aprendizaje.
- Just Dance: música, movimiento y risas garantizadas.
- Wii Sports y Wii Sports Resort: actividad física suave en casa.
- Super Mario Party: versión digital de los juegos de mesa.
- Overcooked: cocina cooperativa en escenarios caóticos.
- Keep Talking and Nobody Explodes: trabajo en equipo y comunicación.
- Melbits World: resolución de puzles en equipo con adorables personajes.
- Juegos de LEGO: adaptaciones de películas como Harry Potter, Star Wars, Marvel…
- Pandemic (versión digital): colaboración estratégica contra una amenaza global.
Beneficios de jugar juntos
Los videojuegos no solo son entretenimiento. Cuando se eligen bien y se juega en familia, pueden convertirse en una herramienta educativa poderosa:
- Fortalecen el vínculo emocional entre padres e hijos.
- Fomentan el trabajo en equipo y la resolución de problemas.
- Desarrollan habilidades cognitivas, como la memoria, la lógica o la planificación.
- Ofrecen un espacio seguro donde conversar sobre temas importantes: violencia, trabajo en equipo, respeto, etc.
- En contextos como el confinamiento o días de lluvia, pueden ser una alternativa positiva y enriquecedora.
10 videojuegos recomendados para niños en 2025
Para niños de 6 a 10 años:
- Animal Crossing: New Horizons (Nintendo Switch)Enseña organización, empatía y convivencia social.
- Bluey: El videojuegoRefleja valores familiares, juego cooperativo y resolución emocional de conflictos.
- Cut the Rope (App móvil)Puzzles que desarrollan el pensamiento lógico de forma divertida.
- Archaeologist: Dinosaurs GameEstimula la curiosidad y el interés por la ciencia a través del juego.
De 10 a 13 años:
- Super Mario Bros Wonder / Odyssey / PartyJuegos seguros que fomentan la cooperación, el pensamiento rápido y la perseverancia.
- Stop (Alto el lápiz)Juego clásico de palabras con beneficios cognitivos y sociales, ahora digitalizado.
- PreguntadosExcelente para adquirir cultura general y fomentar el aprendizaje colaborativo.
A partir de 13 años:
- Puyo Puyo Tetris 2Ideal para mejorar la atención, la planificación y la lógica visual.
- Sackboy: Una aventura a lo grandeJuego de plataformas que refuerza la coordinación, la creatividad y la colaboración.
- Disney Classic Games CollectionNostalgia y aprendizaje intergeneracional, perfecto para jugar en familia.
Por qué evitar los juegos violentos en niños y adolescentes
Es fundamental no permitir que los menores jueguen a videojuegos con contenido violento o inadecuado para su edad. Durante la infancia y la adolescencia, el cerebro está en pleno desarrollo, especialmente las áreas relacionadas con la empatía, la autorregulación emocional y la toma de decisiones morales.
Cuando un niño se expone repetidamente a situaciones donde se daña a otros, aunque sea en un contexto ficticio o digital, su sistema nervioso puede habituarse a ese tipo de escenas, reduciendo progresivamente su sensibilidad ante el dolor ajeno. Esto no significa que vaya a reproducir esa violencia, pero sí puede mermar su capacidad de empatizar con el sufrimiento de los demás, sobre todo si no hay un adulto que le ayude a poner en contexto lo que ve.
Desde la psicología, sabemos que la exposición prolongada a contenido violento puede generar desensibilización emocional, es decir, una reducción en la respuesta afectiva ante el daño o la injusticia. En edades tempranas, esto puede interferir en el desarrollo de una conciencia social sana y en la interiorización de valores como el respeto, la compasión o la cooperación.
Por eso es tan importante respetar siempre la clasificación por edades (PEGI) y evitar normalizar títulos que premian la agresividad, el desprecio o la destrucción del otro como forma de éxito o avance.
¿Y el juego tradicional? Tocar, sentir y construir el mundo real
Los videojuegos nunca deben sustituir al juego tradicional, especialmente durante la infancia. Manipular objetos reales, moverse, ensuciarse, construir o inventar juegos con materiales cotidianos, desde una caja hasta unas piedras, es mucho más que entretenimiento: es una necesidad biológica para el desarrollo del cerebro infantil.
El juego físico y sensorial favorece áreas fundamentales como:
- La coordinación motora gruesa y fina, al correr, lanzar, apilar o recortar.
- La integración sensorial, al tocar diferentes texturas, sentir el peso de los objetos, notar el viento, el calor o el frío.
- La regulación emocional, ya que el movimiento corporal ayuda a canalizar tensiones y mejora el autocontrol.
- La creatividad libre, porque no hay guiones ni reglas prefijadas: el niño crea, improvisa y reinventa.
- La construcción del esquema corporal y la noción espacial, claves para aprender a leer, escribir y ubicarse en el mundo.
- La interacción social real, cara a cara, con matices emocionales, lenguaje corporal y negociación espontánea.
El cerebro no se desarrolla solo “pensando”, sino haciendo, tocando, probando, fracasando, volviendo a intentar. Los videojuegos, por más educativos que sean, no pueden activar todos los sistemas sensoriales como lo hace una cuerda de saltar, una plastilina, una manta para construir una cabaña o una pelota que hay que atrapar al vuelo.
Por eso, en cada etapa de la infancia, el videojuego debe ser solo una parte del juego total, y nunca reemplazar:
- El juego libre al aire libre.
- Las construcciones con bloques, piezas o legos.
- Las manualidades con papel, cartón, telas o barro.
- Los juegos simbólicos: hacer de cuenta que somos médicos, exploradores, animales…
- Y por supuesto, el juego con otros niños, sin pantallas de por medio.
Conclusión
En 2025, los videojuegos son una realidad ineludible en la vida de niños y adolescentes, integrándose como una forma habitual de ocio y aprendizaje. Más que combatir esta realidad intentando prohibir o demonizar la tecnología, el verdadero desafío para madres y padres es acompañar, supervisar y educar con conciencia y respeto. El uso moderado, guiado por el nivel madurativo y emocional de cada niño, y respaldado por herramientas como el código PEGI y el control parental, garantiza que el videojuego se convierta en una experiencia positiva y enriquecedora, no en un riesgo para su desarrollo.
Además, los videojuegos pueden potenciar habilidades cognitivas, emocionales y sociales, y fortalecer el vínculo familiar cuando se disfrutan juntos, en un ambiente de diálogo y colaboración. Sin embargo, es fundamental no perder de vista que el juego tradicional, físico y sensorial, sigue siendo imprescindible para el desarrollo integral del niño, activando sentidos, movimientos y emociones que ninguna pantalla puede reemplazar.
Por eso, la clave está en el equilibrio, integrar los videojuegos como parte de un universo lúdico más amplio, donde la tecnología se usa con responsabilidad y los niños también experimentan el mundo real con sus texturas, movimientos y relaciones cara a cara. Solo así, desde la comprensión y el acompañamiento, se podrá transformar el videojuego en una herramienta aliada para el crecimiento saludable, creativo y emocional de las nuevas generaciones.