Una adolescente denuncia una app de IA por crear desnudos falsos
Una joven estadounidense ha presentado una demanda contra los responsables de una aplicación de inteligencia artificial capaz de generar desnudos falsos a partir de fotos con ropa. La menor, de 17 años, fue víctima de esta tecnología cuando varios compañeros de instituto utilizaron sus imágenes sin permiso para crear y difundir versiones manipuladas de su cuerpo.
Según recoge el diario El País, la denuncia se ha presentado en el Tribunal del Distrito de Nueva Jersey contra la empresa AI/Robotics Venture Strategy 3, creadora de la aplicación. La familia acusa a la compañía de haber diseñado un modelo de negocio basado en la explotación y el abuso sexual digital, ya que la app permite generar y compartir imágenes íntimas hiperrealistas de cualquier persona sin su autorización.
La demanda subraya que la joven sufre secuelas emocionales graves y vive con el temor constante de que sus imágenes sigan circulando por Internet o se estén utilizando para entrenar modelos de inteligencia artificial que generen material sexual de otras víctimas.
La aplicación, según la documentación judicial, produce más de 200.000 imágenes falsas al día y acumula cerca de 27 millones de visualizaciones. Su propio lema promocional “desnuda a cualquiera”refleja la naturaleza delictiva del servicio, que incluso ofrece versiones de pago para acceder a funciones más avanzadas.
Los abogados de la menor sostienen que este tipo de herramientas, amparadas bajo la apariencia de innovación tecnológica, están contribuyendo a una nueva forma de violencia digital y sexual, especialmente contra adolescentes y mujeres. Además, alertan de que la falta de regulación específica permite que estas plataformas se sigan utilizando sin control.
Por qué este caso debe preocupar a padres y educadores
Este suceso evidencia los peligros del uso irresponsable de la inteligencia artificial generativa, especialmente entre menores. En cuestión de segundos, una foto inocente publicada en redes sociales puede convertirse en material sexual manipulado y difundido sin control.
Para las familias, esto refuerza la necesidad de:
- Hablar con los hijos sobre los riesgos de compartir imágenes personales.
- Revisar la privacidad de las redes sociales y evitar subir fotos que puedan ser mal utilizadas.
- Educar en pensamiento crítico y empatía digital, para prevenir conductas de acoso o participación en retos dañinos.
- Denunciar siempre cualquier contenido íntimo manipulado o difundido sin consentimiento, incluso si parece “una broma”.
Conclusión
El caso de Jane Doe no solo pone en evidencia la vulnerabilidad de los menores frente a las nuevas tecnologías, sino también la urgencia de establecer leyes y sistemas de protección digital más sólidos. La inteligencia artificial puede ser una herramienta positiva, pero cuando se usa para vulnerar la dignidad y la intimidad de las personas, se convierte en una forma más de violencia que la sociedad no puede tolerar.
