En un mundo donde la inteligencia artificial está presente en casi todas las etapas del aprendizaje, algunos estudiantes están diciendo basta. Una corriente creciente dentro del entorno universitario comienza a cuestionar el impacto real de herramientas como ChatGPT en su formación académica y personal.
Este fenómeno ha sido analizado en profundidad por la periodista Susana Pérez Soler en un reportaje publicado en el diario El País, donde recoge testimonios de jóvenes que han decidido prescindir del uso de IA generativa para recuperar habilidades que consideran esenciales: creatividad, pensamiento crítico y esfuerzo propio.
¿Por qué los estudiantes dejan de usar inteligencia artificial?
Aunque el 89% de los estudiantes universitarios españoles utilizan IA, según la Fundación CYD, hay quienes sienten que esta herramienta está afectando negativamente su desarrollo personal. Mónica de los Ángeles Rivera, estudiante de Comunicación Política en Emerson College (Boston), cuenta cómo comenzó usando ChatGPT para aliviar su carga académica, hasta darse cuenta de que ya no recordaba la última vez que había escrito un texto por su cuenta.
Esta sensación de pérdida de autenticidad es compartida por más alumnos que, como Macarena Paz Guerrero, estudiante de Periodismo en la Universitat Ramon Llull, perciben una disminución en su creatividad y motivación cuando dependen demasiado de la IA.
¿Realmente limita el pensamiento crítico?
Un estudio de Microsoft señala que los usuarios de IA tienden a generar un conjunto menos diverso de resultados ante una misma tarea, lo que sugiere una reducción en la capacidad de análisis y aportación de ideas propias. Esta tendencia preocupa a profesores como Toni Lozano, de la Universitat Autònoma de Barcelona, quien destaca que la IA puede ser útil si se utiliza como herramienta de apoyo, pero perjudicial si reemplaza el trabajo intelectual del estudiante.
También lo subraya el catedrático Francisco Javier González Castaño (Universidad de Vigo), quien afirma que los perfiles más críticos con la IA suelen ser aquellos más exigentes y seguros de sus propias capacidades, conscientes de que el pensamiento complejo no puede automatizarse.
¿La IA y la educación son realmente incompatibles?
No necesariamente. Empresas como OpenAI y Anthropic ya han lanzado versiones educativas de sus modelos, ChatGPT Edu y Claude for Education, respectivamente, diseñadas para fomentar el pensamiento crítico mediante preguntas abiertas y razonamiento guiado.
Esto representa un paso hacia un uso más consciente y formativo de la tecnología, pero exige cambios estructurales en el sistema educativo. Como señala la pianista y estudiante de máster Violeta González, “si un trabajo puede hacerlo una IA sin dificultad, el problema no es del alumno, sino de cómo está planteado el ejercicio”.
¿El fin del pensamiento crítico?
La escritora estadounidense Nicholas Carr ya advertía, incluso antes del auge de la IA, sobre los efectos de la digitalización en la mente humana. Y ahora, la pregunta cobra más fuerza: ¿nos volverá la IA más rápidos, pero también más superficiales? ¿Estará el conocimiento uniformado? ¿Perderemos la capacidad de cuestionar?
Las estudiantes entrevistadas por El País coinciden en una preocupación común: el uso indiscriminado de la IA puede atrofiar nuestra capacidad de decidir, de comparar fuentes y de pensar por nosotros mismos. Sin esa capa de pensamiento crítico, afirman, el aprendizaje pierde valor.
Conclusión
Aunque la inteligencia artificial ha transformado la forma en que estudiamos y trabajamos, cada vez más estudiantes universitarios cuestionan su uso excesivo. Lejos de rechazar la tecnología por completo, buscan recuperar habilidades fundamentales como la creatividad, el esfuerzo y el pensamiento crítico. El verdadero reto no está en prohibir la IA, sino en aprender a integrarla de forma responsable y consciente en el proceso de aprendizaje.