La terapia asistida con animales
Desde abril, el Hospital Universitario Vall d’Hebron ha incorporado perros de terapia en su unidad de salud mental infantil y juvenil. Según explica Inés López en el diario 20 Minutos, esta innovadora iniciativa busca mejorar el bienestar emocional de los pacientes a través del vínculo humano-animal.
Cinco perros, dos golden retriever (India y Musa) y tres jack russell (Odette, Opala y Xata), trabajan con adolescentes ingresados, ayudándoles a expresar emociones, mejorar la autoestima y reducir el estrés. Se trata de una terapia complementaria, estructurada y científicamente fundamentada.
¿Por qué perros en psiquiatría infantil?
Según la OMS, uno de cada siete adolescentes tiene un trastorno mental. En Vall d’Hebron, el 70% de los ingresos están relacionados con autolesiones o tentativas de suicidio. Otros diagnósticos frecuentes incluyen TCA (trastornos de la conducta alimentaria) y TEA (trastorno del espectro autista), todos ellos marcados por una desregulación emocional.
Los perros ayudan a trabajar justo eso: la gestión emocional, la frustración, la ansiedad y las relaciones interpersonales. Además, favorecen la cooperación del paciente, que muchas veces llega con una fuerte desconfianza hacia el entorno adulto.
Efectos fisiológicos y emocionales comprobados
La interacción con los perros provoca una respuesta física positiva en el cuerpo humano. Al acariciarlos o simplemente estar cerca de ellos, el organismo libera oxitocina, una hormona asociada con la sensación de bienestar, apego y confianza.
Además, se ha demostrado que esta relación contribuye a reducir la presión arterial y el ritmo cardíaco, lo que genera un entorno más relajado tanto para los pacientes como para el equipo clínico.
Durante las sesiones, se utilizan juegos estructurados y guiados que no solo entretienen, sino que tienen un objetivo terapéutico. Por ejemplo: si un perro no sigue una orden o no responde como se espera, el terapeuta aprovecha ese momento para plantear preguntas como:
- ¿Cómo te sientes cuando alguien no te entiende?
- ¿Qué haces cuando algo no te sale bien?
- ¿Qué pasa cuando no tienes ganas de hacer algo?
Estas dinámicas permiten que los adolescentes exploren emociones complejas como la frustración, la incomprensión o la apatía, pero de forma indirecta y sin sentirse presionados.
“El vínculo con los animales nos ayuda a romper el hielo y facilita el trabajo terapéutico”, señala la profesora Nuria Máximo, directora de la Cátedra de Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos.
Un enfoque clínico, medible y con impacto
La terapia se desarrolla una vez por semana, en grupos reducidos y bajo supervisión del equipo de Psicología y Enfermería. Antes y después de cada sesión, los pacientes responden cuestionarios para evaluar su evolución emocional.
Aunque se trata de estancias breves (unos 10 días de media), el impacto es visible: los adolescentes se muestran más receptivos, algunos incluso preguntan con antelación por los perros, y los profesionales también reconocen beneficios en el ambiente de trabajo.
Una investigación en curso para medir resultados
Un estudio liderado por el Dr. Marc Ferrer y la profesora Máximo evalúa de forma interdisciplinar el impacto real de esta terapia. Los resultados preliminares apuntan a una clara mejora en la regulación emocional de los pacientes y un apoyo efectivo al tratamiento clínico convencional.
¿Quién está detrás del proyecto?
Este programa es posible gracias a la colaboración entre la Universidad Rey Juan Carlos, el Hospital Vall d’Hebron, la Fundación Dingonatura (que lo financia) y Perruneando, una entidad especializada en intervenciones asistidas con animales.
Un reflejo de la vida real
Durante las sesiones, los adolescentes no son solo pacientes, sino también cuidadores y participantes activos. A través de dinámicas como circuitos o juegos de interacción, descubren nuevas formas de relacionarse consigo mismos y con los demás.
“La sesión con los perros es un pequeño reflejo de la vida real dentro del entorno hospitalario”, resume uno de los jóvenes participantes.
Conclusión
La terapia asistida con perros se perfila como una herramienta eficaz, segura y emocionalmente poderosa en el tratamiento de trastornos mentales infantiles. Aunque aún en fase de estudio, sus beneficios ya se notan, tanto en los adolescentes como en los equipos sanitarios.